Eneagrama y liderazgo.
En el post anterior describíamos las bases del eneagrama en el entorno laboral y los tres grupos de jefes: instintivos, emocionales y mentales y su relación con los tres cerebros. En este post (eneagrama y liderazgo) desarrollaremos los 9 tipos de jefe, (3 por cada grupo). Por el orden en la foto comenzaremos por:
Los emocionales (eneagrama y liderazgo)
El altruista. Se habla de que son el poder detrás del trono. Son buenos desarrolladores de personas. Mentores de sus colaboradores. Son cuidadosos de las relaciones las cuales llevan con mimo por temor a no ser queridos por todas y cada uno. Quizás son los que tienen mayor habilidad comercial pues no solo son encantadores sino que cuidan los detalles.
Buscan el prestigio con lo cual se enmarcan fácilmente dentro de los círculos de poder y de novedad. Son muy buenos leyendo las necesidad de los otros, de las otras. Prefieren la interacción humana a los informes y procedimientos. Se aburren en lugares de liderazgo de la periferia de las organizaciones. Manejan el protocolo muy hábilmente y generan un grupo de afines rápidamente. Su estilo de liderazgo los hace ser a veces muy temperamentales y se irritan con facilidad si no tienen reconocimiento. Lo peor que puedes hacer con un jefe altruista es el desprecio o como dicen los argentinos, el ninguneo. Mezclan hogar y trabajo con lo cual su estado de ánimo es de alguna forma muy transparente. Esto pone nerviosos a los hacedores o a los comandantes, pero tranquiliza a la tropa. Un altruista feliz en su entorno laboral es un jefe muy productivo. En los momentos de «desesperanza» emocional suelen cometer errores de percepción que logran corregir por su capacidad de empatía con quienes se han pasado de vuelta. Un proyecto es una experiencia emocional para este líder, con lo cual de alguna forma como el hedonista, el aburrirse es uno de sus puntos débiles.
El hacedor. Podríamos decir que ser jefe es su lugar natural, su posición preferida. Es el líder que cree en el esfuerzo. Con tal de mantenerse en este lugar de liderazgo puede adaptarse casi a cualquier cosa, área, proyecto o cambio de ciudad. Busca la acción y se aburre si la fase de planificación se alarga. Qué hay que hacer? Es un muy buen competidor, incansable. Logra muchos objetivos por su tenacidad. Toman casi cualquier riesgo con tal de obtener el objetivo. Busca la mayoría de la veces más la cantidad que la calidad. Más es mejor. Con pocas excepciones, en general, son poco creativos, pues en este proceso se puede perder tiempo. Sin embargo son muy buenos aplicando viejas recetas a nuevas situaciones. Son prácticos y ganadores. No tienen problema en cambiar de rumbo si esto permite resultados. Entre la acción y las personas prima la acción. El feedback, la gestión del conocimiento debe ser breve en presencia de un líder hacedor. Filosofar o explorar nuevos pensamientos los desespera. Es preferible llegar con nuevas ideas claras y mostrando su utilidad. El brainstorming no es el patio preferido de recreo para este jefe. Logran avanzar en las organizaciones a partir de ofrecerse como voluntarios y tienen un gran olfato para identificar vacíos de poder. Como resumen: Son más especialistas que generalistas y tienen una gran habilidad para llevar adelante un equipo cuando el propósito está claro. Son buenos hasta para planificar la cena de celebración de un nuevo éxito.
El romántico. Este jefe es el más emocional de todos todos. A diferencia del hacedor, este líder busca el reconocimiento por ser «especial», lo cual lo hace ser muy creativo, muy artista. Las áreas lideradas por este/a jefe tienen un toque especial. Aunque no se sienten cómodos en la posición de jefe y se contentan con un jefe que les otorgue ese lugar especial, cuando les toca asumir responsabilidades de proyectos nuevos, son muy eficaces. Eso sí, la rutina los fulmina. Son muy buenos generando lo que ahora se denomina «experiencia cliente», especialmente si ese cliente también es «especial». Son muy buenos para proyectos periféricos no para generar estructuras y procesos. Suelen dejar huella en sus equipos pues se interesan mucho por el equilibrio entre lo personal y lo laboral. Son estupendas/os en el uno a uno. Generan equipos diversos que cohesionan a través de su cercanía emocional. Aunque a veces parecen dudar, creería que lo hacen de forma seductora, para que entres en su estilo de eterna preocupación. En resumen: Si se requiere un nuevo proyecto «especial» no dudes en buscar un jefe romántico que se dejará el corazón y generará un espacio único que no enseñan en las escuelas de negocios.
Los instintivos (eneagrama y liderazgo)
El pacificador / mediador. El mediador tiene más un perfil de seguidor, de colaborador que de líder. No se siente muy a gusto en este lugar de jefe especialmente si hay que obtener resultados concretos y de forma rápida. Su carácter le hace querer escuchar todos los puntos de vista y decidir puede ser sentido como un lugar difícil que puede dejar víctimas en el camino. No son muy ágiles tomando decisiones con lo cual pueden desesperar a sus superiores y a algunos de sus colaboradores. Ante el conflicto son buenos mediadores pero luego el tener que explicar una decisión los expone a situaciones que los deja en un lugar de debilidad que evitan. Se podría decir que son buenos líderes en lugares de la organización donde ya se conocen los procedimientos, donde las cosas están claras y donde el cliente sabe exactamente que espera de una organización, de la calidad de un producto o de un servicio de atención. Mantienen muy bien la cultura de una organización y el espíritu de los fundadores. Se podría decir que son líderes estupendos en servicios de salud, en áreas de funcionamiento del Estado o en fundaciones. La velocidad no es su pasión, las personas si lo son.
El perfeccionista. El jefe de calidad. Calidad y control van de la mano. Y qué mejor que este jefe capaz de observar los detalles y apasionado por lo que «habría que haber sido hecho». Experto en generar estructuras con responsabilidades delimitadas con detalle. Les gusta trabajar de forma solitaria con planes, alternativas, escenarios y formas de controlar. Son inflexibles y amantes del trabajo bien hecho de por sí. Piensan en minimizar los errores con lo cual una solución buena previa es mejor que una nueva posibilidad. La incertidumbre es un lugar de debilidad. «Deberías saber que es lo que hay que hacer». Son muy buenos dirigiendo proyectos que tienen planos y directrices precisas. Pero los imprevistos hacen que se les vaya el tiempo y los árboles le hacen perder el bosque. Pierden el horizonte, la razón de ser de algo o de la organización por su fijación en los detalles. Aman las reuniones grupales de control y los informes individuales de seguimiento, lo cual a veces asfixia a colaboradores más proclives a otros estilos de liderazgo. Suele tener un aire de superioridad por su capacidad de ejecutar con detalle y alta capacidad para identificar lo que falla. Buscan generar reputación y organizaciones o áreas «respetables». De alguna forma son los guardianes del status quo lo cual los hace importantes en determinados lugares de la sociedad o de una organización como son el área de auditoría o de los departamentos legales. Aviso a navegantes: No contradigas a este jefe en público y busca apoyar la generación del consenso que es lo que da paz a este estilo de jefe.
El comandante. Este líder al igual que el hacedor son los dominadores de la escena de altos directivos en el mundo occidental actual. Este en especial es directo y agresivo. «Lo que ves es lo que hay». No presentan grises y por lo tanto no hay fisuras. Son muy buenos para llevar a cabo la planificación de otros. Son hombres (y algunas pocas mujeres) de acción. Dirigen en modo «competencia». La lealtad inquebrantable es un valor prioritario. Tienen un grupo cercano de personas muy invisibles. Centralizan el poder y tienen dificultades para delegar. Se puede decir que delegan durante cierto tiempo para luego cortar cabezas si hay asomos de deslealtad (que incluye hacerles sombra o disentir, o simplemente dudar). Poseen tanta energía que cuando no hay suficiente acción la generan a partir de trivialidades para mantener al personal en guardia, en forma. Para trabajar con un comandante deberás consultar, mostrar con firmeza tu punto de vista solo si eres preguntado y mantenerlo informado pues la falta de noticias lo/a pone nervioso/a. Si está buscando un culpable y eres el elegido, muestra templanza pues es quizás tu oportunidad para demostrar tu lealtad. No son muy locuaces al expresar satisfacción con un logro.
Los mentales (eneagrama y liderazgo)
El observador. Trabaja duro para conseguir su independencia y privacidad. Busca la autonomía. Son capaces de liderar desde un despacho cerrado y a través de teléfonos y correos electrónicos. Gustan de los que son fiables (el hacedor). Tienen fama de analistas y gustan de dejar las cosas por escrito. Se sienten expertos de alguna forma. No requieren de muchas relaciones lo cual no significa que no sean afables y atractivos. Les gusta generar estructuras fiables y un poco previsibles. No se sienten confortables en las situaciones emocionales las cuales a veces las consideran una pérdida de tiempo. Necesitan tomar distancia y tiempo (reflexionar) para decidir una acción. No les seducen los elogios ni les conmueven las emociones. Son muy productivos cuando tienen un lugar de poder. Se guian más por las ideas que por la espontaneidad de una conversación. Gustan de los hechos y las respuestas a los problemas más que de abrir espacios de cooperación. Se les da mejor la relación uno a uno que las sesiones grupales. No entran fácilmente en pánico pues tienen un alto grado de resiliencia. Las personas de su entorno laboral que pertenecen al grupo de los emocionales suelen tener dificultad (excepto el hacedor) pues los sienten distantes y poco expresivos (a veces arbitrarios). Es difícil saber que decisión van a tomar pues hacen del silencio uno de sus fundamentos para liderar. Deciden en privado y dan pocas explicaciones. No gustan de los espacios abiertos ni de los cotilleos de las relaciones de la empresa. Buscan saber qué hacer y cuánto hay que dedicar a un tema. Les disguta el brainstorming, desconectan cuando aparece la ambigüedad. Una vez comprometidos con algo, son incansables.
El soldado. Son analíticos. Interrogan buscando respuesta a sus continuas dudas. Sobrevaloran la autoridad. Pasan de buscar protección a la rebeldía cuando la autoridad no tiene la moralidad que persiguen. Buscan probarse ante los demás ante la ansiedad que les producen las eternas preguntas y dudas que albergan de forma secreta en su corazón. Se puede decir que dialogan con el miedo como ningún otro personaje del eneagrama. Defienden a los menos favorecidos como héroes, pero cuando tienen que desempeñar la autoridad se sienten extraños. Son leales sin por ello dejar de ser muy buenos mediadores. Buscan el equilibrio y esto les lleva algunas veces a la parálisis por análisis. Son más fuertes en la adversidad que en el éxito, pues al fin y al cabo se imaginan mejor que otros los escenarios difíciles. El miedo y la duda desaparecen cuando se encuentran en el fragor de un proyecto. La acción calma su duda. Cuando no hay oposición planificar y ser creativos es más difícil. La duda les lleva a ser líderes muy íntegros. En resume: la duda y el antiautoritarismo los paraliza. Son mejores dirigiendo grupos que haciendo una gestión del uno a uno.
El hedonista / optimista. Su fuerza radica en su capacidad de relacionar diferentes asuntos y formar un mapa. Tienen una fuerte visión positiva del futuro. Son creativos y originales. Su éxito está en anticiparse a los otros de forma muy inventiva y con cierto humor. Son hábiles en el plano verbal y son estupendos vendedores de conceptos por lo general de forma visual. Bajo presión se desenvuelven magníficamente. Capaces de trabajar en varios frentes al mismo tiempo. Su lado flaco son los conflictos y que se aburren cuando un proyecto o su área entra en una fase burocrática o previsible. Son mejores en las fases de planificación que en las de implementación. Un equipo de un líder hedonista puede sufrir ante el cambio drástico de prioridades que imprime este jefe que se guía más por el olfato que por los datos. En el desarrollo de su equipo es débil dando feedback pues no registra evidencias de sus colaboradores y sus relaciones en el entorno de trabajo están muy mediadas por su «genialidad» o su «aburrimiento». Se resienten mucho ante la crítica y ante el fracaso. Pueden ser vistos como poco responsables al no tener en cuenta los detalles (que les aburren). El producto suele ser menos importante que el proceso por lo cual genera resentimientos en quienes buscan un resultado. Este líder desafía con humor la autoridad pero la desafía, con lo cual genera para su equipo enemigos invisibles en otras áreas de la organización. Pueden trabajar muchas horas, pero en el horario en el cual ellos se sienten libres. Apoyan más dentro de su equipo a los creativos que a los que le serían imprescindibles: los que concluyen aquello que les aburre.
Eneagrama y liderazgo. Un mapa para el cambio de perspectiva