EMOCIONES Y LIDERAZGO

Toda la información que teníamos los humanos hasta el siglo XVIII cabría hoy en un lápiz de memoria (pen drive).  Internet nos permite hoy estar en contacto con información de cualquier sitio del planeta y con las ideas de pensadores escondidos en apartados lugares del mundo. Aparecen topic trends que se esparcen como virus generando nuevos paradigmas a velocidades nunca imaginadas.

Las empresas y organizaciones ya no pueden blindarse y las fronteras de una organización son etéreas al punto de que Philips en Holanda decidió derrumbar el muro que aislaba sus instalaciones para proteger secretos industriales y enviar una clara señal de estar abierta al mundo.

Este es un cambio cultural del que ya son conscientes muchas organizaciones y lo gestionan dando directrices que apuntan en la dirección de que la red de contactos y conocimiento del cliente al igual que la marca son dos de los tres hechos que le dan valor a la organización.

El tercer aspecto que da valor a una organización son las personas que trabajan en ella. Pero hoy las personas estamos afectadas por un alto nivel de incertidumbre generado por la montaña de información que nos llega a nuestros dispositivos electrónicos y el número de cambios en el entorno.

Algunos neurobiólogos sostienen que el cerebro no está preparado para gestionar tanta información e incertidumbre.  Los homínidos nos hemos movido por siglos dentro de la certeza de los fenómenos naturales  y de cierta estabilidad que nos daban las estaciones. La  certeza de que mañana amanecerá de nuevo, cuando habitábamos en el sector rural generaba un escenario más o menos controlable.   Religiosos y magos han enunciado teorías que nos permitieran gestionar la ansiedad resultado de aquellos fenómenos que no controlamos, como la muerte.  Si nos abstraemos de este gran y cierto evento, la humanidad nunca había estado expuesta a la ansiedad como ahora y……la tarea de cambiar el mundo se antoja imposible.  Todo es volátil y ya no alcanzamos a veces ni a distinguir una tendencia, esta última cualidad fundamental de la inteligencia (del latín inter y  legere:  «leer dentro») .

Gestionar una marca y la red en la que se encuentra una organización son retos más o menos alcanzables siempre y cuando se etiqueten como estratégicos. El reto está en incorporar dentro de la gestión estratégica una cultura que sirva de contención para la gestión de la incertidumbre de las personas de dicha organización. La cultura será el elemento que marcará la diferencia en el valor de una organización.  Será la cultura la que permita lograr la “musculatura” requerida para co-crear el futuro.

Y aquí recupero a Goleman cuando hablaba que “controlar las emociones es más gratificante que la tarea de cambiar el mundo”.  El reto está en generar organizaciones  en donde el talento de las personas no enferme por el virus de la ansiedad resultado de la incertidumbre. Imagino a líderes que digan a los integrantes de su equipo:  “te veo, soy consciente del entorno en el que nos movemos y te acompaño……..estoy a tu servicio”.