Fanatismo y salud mental
Eres carne del fanatismo ideológico de la clase política
Los políticos de cualquier ala han descubierto que eres muy manipulable. Atacan tu cerebro reptiliano con mensajes fanáticos (para esto X -antes twitter- es la mejor herramienta).
De Twitter -ahora X- al humor
Voy a ser políticamente incorrecto. También seguiré cultivando mi humor, a veces tildado de cítrico por personas de mi entorno cercano.
Para mí, twitter es el desayuno del sistema reptiliano del cerebro. La forma más irracional de presentar información a alguien. He abandonado twitter pues percibía que lo escrito por la mayoría de las personas, eran claims, mensajes publicitarios con un tinte más reactivo que propositivo. Usando tan pocos caracteres, tan pocas palabras, (un trino) no puede proponerse gran cosa racional o un mínimo contenido intelectual. Son mensajes en su mayoría de ataque o defensa, no pueden alcanzar el mínimo requerido para una actividad filosófica cualquiera. Son contundentes, categóricos, cerrados. Por esto son la herramienta preferida de los “dictadores”, desde Trump y Bolsonaro a Petro o Putin. Son dictadores porque te dictan, no lo que debes pensar, sino lo que debes sentir. Te vuelven irracional, te despiertan lo instintivo (huir, atacar o mimetizarte).
Me ha fascinado el libro de Amos Oz Contra del Fanatismo. Premio Príncipe de Asturias de las Letras, fue uno de los fundadores del movimiento pacifista israelí Paz Ahora, y que ha explorado los conflictos y las angustias de la sociedad israelí contemporánea y, más concretamente, las tensiones y presiones que soportan las personas por la ideología, las fronteras geográficas y el pasado histórico brutal. Oz dice
que no hay más eficaz herramienta que la sátira y el escepticismo para combatir la intolerancia. «El humor» declara, «es el único antídoto para el fanatismo».
La polarización es la nueva enfermedad mental
Voy a ser twittero con este claim. Voy a buscar que te tomes en serio lo de la polarización. Están jugando contigo como un gato juega con un ratón. Si antes fueron las religiones las que provocaron muchas de las guerras de nuestra “civilización”, ahora es la clase política la que te ha dejado sin espacios de pensamiento. O eres de izquierdas, o eres de derechas. No hay espacios para la divergencia. Te hacen confluir en un espacio cada vez más estrecho: Lo políticamente correcto dictado por tu partido político. Hay que ser muy valiente para habitar el medio, para ser “tibio”, para tomarse la meditación en serio, para ser mediador, para estar disponible a no estar de acuerdo en pocos segundos. Los políticos te han arrebatado la posibilidad de dudar, en el fondo, de ser tú. Catalanes familiares que no se hablan por ser más leales al jefe del partido que a su corazón de hijo o de primo. Colombianos que votan con odio y no por simpatía. Castellanos que odian lo vasco y lo catalán sin haber pisado nunca Euskadi o Catalunya. Argentinos que ya no saben ni que elegir. Ingleses arrepentidos del Brexit. Millones de ciudadanos en el mundo llevados a las urnas por mensajes viscerales sin propuestas de gestión por lo más cotidiano de la vida. Mensajes sin contenido y que compramos fácilmente en esta era de la post-verdad y lo políticamente correcto.
En su libro Las emociones tristes de América Latina, Mauricio García Villegas (escritor colombiano), plantea desde su gran conocimiento de Spinoza, que la ira, el odio y el rencor son las emociones de fondo que no han permitido que esta región del planeta pueda disfrutar de la paz. Desde antes de la llegada de los españoles, ya los humanos de esta parte del planeta se desangraban en luchas terroríficas, con prácticas de secuestros y torturas (por no hablar de los sacrificios humanos) que hoy serían juzgados como crímenes de guerra por el Tribunal de la Haya. Hoy Colombia no tiene tribus precolombinas, pero sus habitantes viven en permanente zozobra entre polaridades varias de violencia cotidiana permanente y sostenida. Clanes, tribus, bandas, facciones,
partidos, caciques. Esto es lo que se puede leer en la prensa de este país para intentar describir lo indefinible de este país, hermoso y violento por naturaleza.
El odio, el rencor es la nueva versión política, que ya no solo religiosa, para encontrar un lugar en el mundo. Dime qué y a quién odias, y te mostraré mi afecto. Ya no te queremos por quién eres, sino por a quién odias. El odio es la nueva frontera entre el nosotr@s y ell@s. “Es de los míos” suele decirse en el bar de mi barrio.
Estás poniendo en riesgo tu salud mental
En un estudio de la consultora LLYC se dice que la polarización en España ha aumentado el 35% en España en los últimos cinco años. Las personas más vulnerables a la polarización son las que tienen una ideología muy arraigada. La polarización es el alimento perfecto que lleva a la rigidez cognitiva y a percibir la realidad sin matices. Nos vuelve individuos con poca tolerancia a la frustración y a un menor disfrute de lo que la vida y lo cotidiano nos ofrece.
El psicólogo social Haidt en su libro La Mente de los justos plantea que las redes sociales han interrumpido el proceso de flexibilización de las ideas. Los políticos buscan enfatizar la diferencia y no los posibles acuerdos entre grupos. Las consecuencias están siendo desastrosas pues tendemos a propagar desinformación. Preferimos sentirnos a gusto con lo que multiplicamos en las redes, que buscar las fuentes o simplemente permitirnos dudar.
En cada trino, tic-toc, Instagram, whatsapp compartido desde la necesidad de pertenencia “extrema” con lo que llamamos “los míos”, estoy, estás, estamos sembrando la ira, el odio, el rencor. Estamos sembrando nuestro futuro con emociones tristes como diría el filósofo Spinoza. Emociones tristes que te garantizan un bienestar más bajo y un menor número de emociones positivas.
«No he conocido nunca un fanático con sentido del humor
ni un hombre con humor que sea fanático». Amos OZ